MELANCOLÍA  /  MÉLANCOLIE /  MELANCHOLIA







La melancolía es una tristeza, un deseo sin nada de dolor, parecido a la tristeza en la misma medida en que la neblina se parece a la lluvia. 

H.G. Longfellow


    Recuerdo que a partir de la adolescencia empezó a inundarme un sentimiento extraño. Por entonces no leía más libros que los justos y necesarios para pasar de curso, y en la calle encontraba explicación a muchas cosas pero no a esa sensación. No me pasaba a menudo, pero cuando cuando sucedía era con mucha intensidad como una menstruación de esas punzantes. Me quedaba sin ganas de hacer nada.

    Me fui percatando de que la cosa se ponía peor a medida que iba acumulando experiencias y con ello pérdidas, separaciones, cambios, aunque fueran de momentos hermosos o para algo mejor...Ahí estaba de vez en cuando esa sensación de tristeza y vacío.

    En la universidad, primero o segundo curso de psicología, me hablaron por primera vez formalmente de la melaconlía. Nada de lo que me dijeron me ayudó demasiado. Que si el origen griego del término melancolía remite a "bilis negra", también a lúgubre, del latín lugere, lamentar; morosidad, del latín morosus, obstinado, hábito fastidioso...Que si la melancolía fue uno de los cuatro temperamentos (melancólico, colérico, sanguíneo y flemático)  que coinciden con los cuatro humores: bilis negra, bilis amarilla, sangre y flemas. Esa teoría presentaba a los melancólicos como personas que andan por el mundo como desganadas, abatidas, somnolientas, tristes...Yo no me consideraba así. Solamente a veces me entraba una tristeza difícil de explicar, como si echara de menos todo y a la vez nada porque no era nada en concreto, como si de pronto todo tiempo pasado fuera mejor y, aunque no había sido así en lo absoluto, la imposibilidad de no poder volver me probocaba un dolor horríble.

    También me comentaron que el DSM III (manual diagnóstico de los trastornos mentales a nivel mundial avalado por la APA*) clasificaba la melancolía como un tipo de episodio de la depresión mayor cuyos síntomas comprendían: pérdida de interés o capacidad para el placer, falta de reacción ante estímulos normalmente agradables, despertarse antes de la hora normal, sensación más intensa por la mañana, etc. Con algunas variaciones, la clasificación de la melancolía como tipo de manifestación de la depresión mayor persiste hasta la actual versión del DSM, la 5.

Puedo estar de acuerdo con esta categorización, aceptando que podemos tener episodios melancólicos sin tener una depresión necesariamente. Sin embargo, y años después a esas explicaciones que no me llenaban (quizá sea algo caraterístico de las personas melancólicas) creo que la melancolía es más que un conjunto de síntomas, es una forma de ver el mundo y de estar en la vida, de conectar pasado, presente y futuro. Una sensación hermosa y la aprendes también a disfrutar.

 En un artículo por allá del 2005, Octavi Martí comentaba que"La melancolía era para Hipócrates uno de los cuatro humores que componían ese cuerpo humano; para el cristianismo estaba asociada a la pereza o a la introspección,  pudiendo llegar ser causa de pecado; para el Renacimiento es la enfermedad del genio o del artista; los románticos la asociarán a la soledad de un mundo que se ha quedado sin Dios; el cientifismo de finales del XIX la califica de neurasteniadepresión o esquizofrenia. En 1988 se trata con Prozac."

Más Platón y menos Prozac*, diría yo.


    En su artículo, Martí presentaba una exposición en el Grand Palais de París en el que se expondrían más de 300 obras de diferentes épocas dedicadas a esta misteriosa sensación. El responsable de dicha exposición, Jean Claire, decía que la melancolía es un signo distintivo de occidente, que no ha encontrado en otras culturas como la islámica o la oriental expresiones artísticas de la melancolía.

Me hubiera fascinado ver esa exposición.



            Eduard Hopper                                                Goya                                    Ron Mueck


    Años después puedo disfrutar de mis episodios melancólicos, a veces incluso intentar transformarlos en arte, aunque no soy artista. Una fotografía, un texto, un collage o buscar música que acompañe.

    En terapia me he encontrado en algunas ocasiones con personas que también viven con esta sensación, a menudo les preocupa o incluso les angustia. Es difícil de trabajar, la persona abraza un estado de ánimo que integra totalmente en su ser, acepta en su totalidad invasiva pero a la vez que acepta comienza una tristeza y un dolor desagradable. Es como un sabor agridulce donde la parte agria es muy agria y la dulce demasiado dulce.

    Intento acompañar a las personas en abandonar la lucha, en disfrutar lo bello de la melancolía, pues no todos tienen el placer de experimentarla. Resaltar lo especial de la vivencia. Si la persona se anima, intentamos incluso transformarlo en una obra de arte personal y única. Recomiendo explorar pinturas, cine, literatura y música que acompañe y de sentido. Y no me refiero a Melancholia de Lars Von Trier.

Para terminar, tomaré un fragmento de un texto de Carolina León (@carolinkfingers) para El Salto en el que habla de la melancolía y con el que me sentí identificada y,espero, le veáis el sentido:

"...el melancólico o melancólica no son seres oscuros abismados u obsesionados con la muerte. Antes es alguien que conoce profundamente la impotencia del ser humano y el desastre que lo circunda, y aún así insiste en confiar en el futuro; a pesar de tener todas las señales en contra, a pesar de la deriva autodestructiva y a pesar de sí mismo...El melancólico lleva dentro una ausencia. La condición melancólica es la experiencia del agujero metafísico del que brota la tristeza. Lo que anhelamos es eliminar ese hueco que sentimos entre nosotros y las cosas...para no soltarnos en el espacio vacío que es la existencia."




*Asociación Americana de Psicología en sus siglas en inglés.

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